Es una herramienta, una fuente de sabiduría de la vida que tiene como objetivo lograr la armonía de la persona con el cambiante fluir de las corrientes universales, adaptarse a los cambios, mutaciones del acontecer.
En su origen el I Ching no tenía palabras, era una sucesión de signos con significados infinitos, un sistema algebraico perfecto. Su aplicación e interpretación es ilimitada y universal. Nos enseña que lo inmutable es mutación.
Es la raíz sobre la cual el taoísmo crece y se nutre. El I Ching impregnó la cultura de China y Japón en diferentes dimensiones desde lo cotidiano hasta en la política de estado, a lo largo de más de tres mil años.
El I Chin está compuesto por 64 hexagramas que son fruto de la combinación de 8 fuerzas u 8 signos (trigramas) que representan diferentes cualidades de la naturaleza que están en constante cambio.
El oráculo
El libro de las Mutaciones se ha utilizado como oráculo en la antigua China y ese uso se extiende al presente. Consiste en consultar sobre una situación determinada, cuando se pronuncia una pregunta es como si la respuesta estuviese al asecho. Ocurre que muchas veces uno está trabajando sobre sí mismo y sólo es capaz de oír su propia respuesta cuando le llega desde afuera.
La rueda del I ching
"El ser conscientes de la manera en que la energía fluye durante el ciclo anual hará del sol, de la luna, de la tierra, de los planetas y de las estrellas, verdaderos colaboradores en nuestro trabajo creativo. De esta manera, la sensación de estar solos en nuestro camino o en nuestro proceso de desarrollo personal se ve sustituida por un sentimiento de armonía con las Fuerzas Naturales. Ese sentimiento genera, a su vez, una visión expansiva y en consonancia con todo lo que nos ocurre.
La rueda de hexagramas diseñada por Shao Yong divide el año en dos mitades de treinta y dos hexagramas cada una. Con este modelo obtenemos consejos o directrices para orientarnos en cada día del año." Párrafo extraído de la Web del Maestro Juan Li.


